¿Qué harías si fueras Mónica, una viuda que vive con su hijo David de 16 años, en una agradable casa? Las relaciones con David son buenas, no sólo como madre e hijo, sino como compañeros y amigos. Han tenido algunos problemas, en particular debido a que ocasionalmente David fuma mariguana, pero no es nada serio. Después de todo, como dice David: "todo el mundo en la escuela la ha probado por lo menos una vez".
Mientras limpias la recámara de David una mañana, observas algo que parecía mariguana, en una repisa tras la mesita de noche. Pero esto es diferente a cualquier cosa que hayas visto antes. Es de color verde brillante, sin semillas, y huele a menta. En la parte de atrás del cajón, encuentras otras 10 bolsitas más, llenas de este material.
Recuerda haber leído recientemente un artículo respecto a un estupefaciente que se vende en las calles, llamado Ángel Dust, PCO. Algunas veces tiene forma líquida y en ella se dejan amasar hojas de perejil o de menta. Es una substancia sumamente peligrosa, su uso prolongado puede causar daño al cerebro y una dosis excesiva puede causar la muerte a consecuencia de un paro respiratorio; muchos de sus usuarios han sufrido trastornos serios.
Esa tarde cuando David llega de la escuela, lo confrontas con lo que descubriste. "Sí,- admitió él- es polvo de ángel", pero asegura que no deberías de creer toda la propaganda acerca de que daña el cerebro. El dice que tiene un poco debido a que algunos de sus amigos les gusta intoxicarse con eso, y resulta que él conoce a un tipo que es el mejor proveedor en la ciudad.
Tu insistes en que David destruya esa droga, él dice que si vas a hacer tal escándalo por eso, hará lo que tu digas. Le haces prometer no sólo que tirará lo que tiene, sino que además no volverá a involucrase con ninguna droga; le adviertes que sí rompe su promesa tomarás una actitud más seria y severa.
Unas semanas después, recibes una llamada de una vecina que está muy molesta. "Mi hijo Juan obtuvo una droga de David", dice la mujer. "Tuvimos que llevar a nuestro hijo al hospital, estuvo durante tres días en cuidado intensivo". No puedes creer que David haya hecho tal cosa, pero prometes investigar, "será lo mejor", dice la señora, "o usted pone un hasta aquí a lo que está haciendo su hijo o yo misma llamo a la policía y lo denuncio."
Cuando confrontas a David, él dice que está terriblemente apenado de que Juan esté en el hospital, y confiesa que le vendió un poco del polvo. Te duele y te preocupa que tu hijo haya roto la promesa, y esté involucrado con algo tan letal. Él trata de razonar, diciendo que nunca había tenido problemas con la droga, y que como ustedes no tienen suficiente dinero para extras, él quería ayudar. Pero jura que esta vez sí se va a deshacer de la droga y no va a tener nada que ver con su distribución.
Estás llena de temores y de dudas, sientes que debe tomar alguna clase de acción, pero ¿cuál? David ya ha roto la promesa que hizo una vez, quizás esta vez ya aprendió la seriedad de lo que está haciendo. Pero ¿qué tal si no? ¿puedes usted denunciar a la policía a tu propio hijo? ¿Deberías castigarlo o confiar en que ahora sí cumplirá su promesa?
- A) Le castigas para quedar bien con tu vecina y con el barrio donde vives.
- B) Destruyen los dos las drogas con miedo de que venga la policía y lleven preso a David.
- C) Destruyes las drogas porque son ilegales en la sociedad.
- D) Le amenazas a David diciéndole que si vuelve a hacerlo le denuncia a la policía porque los que le compran tienen derecho a la vida.
- E) Le dices a tu vecina que le vas ayudar con los gastos médicos de su hijo a cambio de que no denuncie a tu hijo.